I
Dos pasos y
un disparo.
Enmudece la
calle.
Al fondo
nace
una sombra
con sonrisa
infantil
y canas
que con la
mirada
te susurra
“hoy,
bendito momento”.
Emana un
frío el suelo
que rompe
las tuberías,
el cielo
y la normalidad.
Brotan del
asfalto
minúsculas
plantas
tan verdes
que asusta.
Hace viento,
se oyen los
cantos,
saben a
esperanza con algo de polvo.
No mires al
otro lado,
bajo ningún
concepto.
Ahí habita
la piedra,
impasible,
dura
e inmortal.
Ahí habita
el sueño frustrado
de la humanidad,
inexistente
para si misma
porque sin
nada
no existe.
II
Y la sombra
miró la pierda
mientras
ella se reía.
Gélida proyección
de nada,
sosegada por
un paso
que no da,
que no
avanza,
comienza el
baile
mientras la
pierda impasible
canta
y la sombra
gélida
avanza
directo al corazón
de roca
impasible.
III
Clavada el
hacha
la sombra
huye
y la pierda
cae,
sangra
demasiado esa herida.
El filo en
el suelo
pero la
soledad en las grietas,
el sinsentido
de habitar
sin ser
habitado,
larga vida
de sueño y causa.
IV
Algo se
enciende
al otro lado
de la
calle.
Brillan unos
ojos
con mirada segundo.
Se oye un
derrumbamiento
y un llanto.
V
Sombra y
pierda convergen
más vivas
que nunca.
El aire baila,
el tiempo
vuela.
Nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.
Nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.