miércoles, 27 de febrero de 2013

Como nieve en la playa...

Vienen y van sin parar,
cada ola es igual pero cada una es única,
viven en esa inmensidad que anhelo
sin parar ni un segundo
en un hábitat casi infinito,
moldeando por donde pasan
el paisaje y al gentío.
Mientras yo,
sentado a cincuenta metros de ellas
oyendo su llamada
pero no la de mis piernas
mientras pequeños copos de nieve
chocan contra mi cabeza
y le dan a la situación una magia inmensa,
es una fusión perfecta,
magia que se obra
entre playas y cordilleras.
Mar, nieve y yo
ahora nos encontramos y nos separamos
pero haré lo que esté en mis manos
para que algún día volvamos a encontrarnos.


Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

lunes, 25 de febrero de 2013

"La frontera de la cordura" Capítulo 2

Vidas paralelas
Los primeros rayos de sol entraron a través de la ventana de la pequeña cabaña de Satya y se despertó perezosamente; procedió como siempre, se levantó tranquilamente y con el mismo ritmo fue hasta la pequeña pila de agua para despejarse un poco, deshizo los enredos de su pelo y buscó entre la ropa y las cajas que formaban el relieve de su hogar algo que ponerse por si recibía alguna visita inesperada ese día a pesar de no considerarlo un opción demasiado probable; una vez cambiada salió fuera y pasó un largo rato en el pequeño banco que tenía junto a la puerta hasta que el frío aire de la mañana la despejó por completo, volvió a entrar en casa y preparó un escaso pero contundente desayuno, lo mismo de cada mañana, todo era pasividad y armonía. Vivía sola en su pequeña cabaña donde tenía lo justo, una cama, una mesa, a la que le daba todos los usos posibles, con tres sillas a su alrededor, una pequeña despensa con un fuego y estanterías llenas de paquetes y cajas, algunas que ni siquiera ella sabía como habían llegado ahí, algunas incluso que ni ella sabía que estaban. La aldea más cercana estaba aproximadamente a una hora de camino  pero había sido ella misma la que había elegido esa soledad, alguna vez alguno de esos aldeanos se acercaba a ver como estaba y le llevaba algún regalo, esos días disfrutaba de esa pequeña compañía pero cuando la noche iba a caer, el invitado debía irse y volvía a quedarse con sus dos mascotas, un gato blanco y uno negro a los que alguno de esos que iba a visitarla llamaba fantasmas o alucinaciones porque nunca los había visto a pesar de que ella afirmara que eran muy reales. La otra gran característica de su casa era su proximidad a la muralla de la Ciudad, nadie vivía tan cerca, lo cual lo hacía un sitio perfecto para conseguir esa soledad que buscaba. La gente normal comenzó a poner sus aldeas en algún lugar donde la Ciudad ya no se viera, les transmitía tristeza, se levantaba una nube gris que estropeaba aquel ambiente tan lúdico y festivo que se vivía, en ese lugar no existía la tristeza, noche y día eran una fiesta que nadie se quería perder, y al tercer alba era el momento de descansar. A Satya no le acababa de gustar, muy de vez en cuando se acercaba a la aldea y si podía se quedaba, pero no aguantaba todo ese alboroto tan constante, prefería vivir con una pequeña nube gris delante y poder sentarse en el banquito junto a la puerta a pensar o a escribir.
Fue en ese momento en que se fue a escribir cuando se dio cuenta que se había quedado sin papel donde plasmar esos pensamientos, y ante la imposibilidad de ir a buscar más hojas comenzó a buscar por todos esos baúles, cajas y cajones que, sin saber como, aparecían en su cabaña. Después de un rato buscando encontró una caja llena de polvo en uno de esos rincones en los que nunca había mirado, y buscando dentro de la caja encontró un hatillo donde estaba el tesoro que andaba buscando. Subió el paquete a la mesa y lo desanudó llevándose la gran decepción que todos esos papeles que había encontrado estaban ya escritos, así que los dejó sobre la mesa y siguió buscando entre todas esas cajas, pensando como habían llegado ahí, y tras un largo tiempo buscando sin éxito volvió su mirada hacia esa montaña de papeles que había dejado sobre la mesa y empezó a ojearlos. Esas hojas hablaban de la Ciudad, de su gente, también de Bentti, el hombre más sabio a ese lado de la frontera, de la Razón, el gabinete que tenía el mando dentro de la muralla, reuniones entre estos  y sobre la posible existencia de otras murallas. Cada hoja era más interesante que la anterior y antes de que la luz solar se acabara ya había leído todas y cada una de esas hojas hasta llegar a la última donde solo aparecía letra, una "M" que ocupaba toda la hoja. Salió de su cabaña y con los últimos rayos de luz del día miró la Ciudad, y pensó en todo lo que había leído y todo lo que debía esconder además de eso, y aunque siempre le habían dicho que no se acercara en ese momento le entraron unas ganas enormes de verla desde dentro.
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Este es el segundo capítulo de mi pequeño proyecto "La frontera de la cordura", respecto al tercero, igual tarda una semana más de lo normal en que lo publique ya que posiblemente no tenga tiempo a escribir durante estas dos semanas, igualmente esta vez tengo una idea más clara de por donde ir, así que no hay encuesta esta semana.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas. 

lunes, 18 de febrero de 2013

"La frontera de la cordura" Capítulo 1

Caminaban un padre con su hijo por su tranquila ciudad cuando de pronto se alzó ante ellos la puerta más inmensa que te podías encontrar, la única puerta oficial para salir de la muralla que les separaba del exterior. El padre al verla ser paró, miró a su hijo y le dijo:
-Mira hijo, ¿ves esa puerta de ahí? Esa puerta es la que nunca debes cruzar.
-¿Por qué no papá?- respondió él extrañado.
-Es lo que nos separa del exterior, es lo que hace que todo esté como está, es la frontera de la cordura.
-¿Y es necesario que la vigilen tantos guardias? Sí aquí nunca pasa nada.
-Ya lo se hijo, pero estos guardias son la guardia de la Razón, y no se encargan de que los de dentro no salgan, que se podrían salir perfectamente, se encargan de que los de fuera no entren.
-Entonces ¿si sales no puedes volver a entrar?
-Bueno, es algo más complicado que eso...
-¿Y tú sabes que hay fuera de la muralla?- notándose en su voz cada vez mayor interés por aquella puerta y lo que ocultaba.
-Es un lugar horrible; a diferencia de aquí donde vivimos en nuestro armonioso blando y negro, sin demasiadas exaltaciones en la vista, ellos viven en un mundo de color, todo tiene un color diferente a otro, es horrible y casi vomitivo verlo todo tan saturado y diferente.
-¿Qué es eso de color?
-Eso son cosas que solo un externo sabe. También se rigen por otras normas; mientras a nosotros nos manda la Razón y nos dice que está bien y que está mal, ellos se dirigen a ellos mismo, mayoritariamente por una "cosa" llamada imaginación, que les permite hacer y conseguir lo que quieran, un abanico de posibilidades sin límites.
-¿Qué es la imaginación?
-Eso son cosas que solo un externo sabe. Además no viven como nosotros; en nuestros pisos estamos a buen recaudo sabiendo que estamos seguros y que si nos falta algo, será repuesto para salvaguardar el milimétrico orden que hay en la ciudad, todo debe ser igual, así es y así será; ellos no, ellos viven como quieren y a pesar de ello no les falta de nada, han conseguido organizar su caos de una manera óptima, y cada uno tiene su pequeña cabaña construida y decorada a su gusto.
-Pero papá ¿qué es el caos?
-Eso son cosas que solo un externo sabe. Y no están contentos con vivir de esa manera tan descontrolada, sino que además no están solos; nosotros vivimos en una sociedad de humanos, hecha por humanos y destinada a ellos, sin nada más que interfiera en ella, ellos viven acompañados de perros, gatos, caballos y todo tipo de animales que viven a sus anchas y ensucian todo por ahí por donde pasan.
-¿Qué son los animales?
-Esas son cosas que solo un externo sabe.- en ese momento uno de los guardias de la Razón que paseaba por ahí escuchó alguna de las explicaciones del padre y se acercó a ellos; el padre, al ver que se acercaba cogió al pequeño de la mano y se fueron como si no hubieran visto nada y el guardia, con tal de no alterar el orden de la ciudad, volvió a su puesto sin decir nada.
-Papá ¿y cómo sabes tanto sobre lo que hay fuera?- le dijo mientras se alejaban de la puerta.
Él no contestó, le miró y le sonrió, y siguieron andando.
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Este es el primer capítulo de un proyecto que decidí empezar hace poco, agradecería el apoyo y la difusión a poder ser y pediría un poco de ayuda si la pido para continuar, me explico: en la parte superior izquierda hay una pequeña encuesta, lo que pediría que hicierais es votar una de las opciones que aparecen y ese será el siguiente capítulo que escriba; esto no lo haré siempre pero si que lo iré haciendo cuando no tenga claro por donde continuar, y de todos modos lo avisaré en un pequeño anexo como este al acabar ese capítulo.
También decir que intentaré subir un capítulo cada lunes dentro de mis posibilidades, pero que seguiré con las poesías y demás escritos el otro día de la semana que suelo publicar una entrada.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.€

domingo, 17 de febrero de 2013

Mama

Un solemne gracias
es todo lo que tengo,
parece poco pero es sincero,
como casi todo lo demás que te cuento;
gracias por los discursos y tus silencios,
por cuidarnos al estar enfermos,
por los platos suculentos,
por los abrazos y recuerdos,
gracias por todo y por nada en concreto.
Que son 45 inviernos
solo el comienzo de la vida,
pero toda la que que te queda
se basa en la vida vivida,
y yo estaré ahí
y como yo muchos otros,
la distancia es puro estorbo
pero con tranquilidad queda roto,
y así solo quedamos nosotros y
esa felicidad que yo siempre noto.


Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

lunes, 11 de febrero de 2013

Hablando de amor...

Hablo de amor mientras recibo puños,
no un amor idílico ni producido por el vodka
un amor imposible como Shakespeare o Lorca,
de esos escritos tanto en verso como en prosa
donde triunfa siempre por encima de todas las cosas
pero que nunca pasará,
esas pasiones se quedan en las páginas,
y mientas ves parejas felices
y eso no es amor ni es nada,
la mayoría confunde celos y atracción
con lo que es una verdadera relación
y si es así yo paso de insistir;
que yo busco ese matiz,
que no salga a la calle con la cara de barniz,
que aparte de los dos se pueda vivir,
también hablar y discutir, pensar y escribir,
alguien con quien compartir
pasiones, odios, música y así,
ese sería mi final feliz,
ese de los cuentos escritos hace tanto tiempo
que parece que tendrá que volver a pasar
para que algún día vuelvan a ser ciertos.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

domingo, 3 de febrero de 2013

Una descripción por situación...

La única vía que comunicaba ambos lados era esa ventana que se abrió, igualando ambos lados.
Ante la ventana estaba el mismos paisaje de siempre, ningún abuelo sentado en los bancos y coches aparcados a ambos las de la calle, parecía un paraje desértico donde solo se movían las ramas del olivo y el único toque de humanidad era una bolsa de basura a lo lejos que simulaba la silueta de una persona.
Tras la ventana una situación similar, pocos síntomas de humanidad había, el aire frío también estaba presente y el viento que movía los olivos removía las hojas del escritorio aumentando, aunque de manera leve, el desorden y el caos del escritorio. Sentado frente la ventana un cuerpo al que el frío viento no conseguía mover a su voluntad como a los papeles pero que le contagiaba ese frío, un cuerpo inerte cuyo único movimiento era llevarse una botella de agua a la boca, una situación que hubiera quedado mejor con un vaso con whisky y hielos. En la parte que no se ve, miles de ideas que se juntaban unas con otras y pululaban sin rumbo por la cabeza. Así unos cinco minutos mientras el agua de la botella menguaba, y en el momento que se acabó la ventana se cerró; pero todo seguía igual, paisaje frío e inerte, cuerpo frío e inerte y una cabeza candente y revolucionada.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.