sábado, 2 de agosto de 2014

La farola del final de la calle...

A veces está bien ver que las cosas siguen ahí,
otras quizás no,
pero la casa de espejos donde vive cada uno
da a la existencia a probar de todos los platos;
es el amanecer más perenne que he encontrado
bañado por las finas gotas
yacentes sobre el calor muerto del asfalto
esperándome, o algo similar, al final de la calle.
De fondo luces y oscuridad a partes desiguales,
presagio de que se aproxima
bendición para algunos.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

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