Otra noche más,
la joven madrugada
acoge a quien acuda
por aliviar la soledad
o saciar su intriga;
las ciudades no duermen
sin motivos a su altura.
Una joven despistada
pasea por las calles
entre las luces parpadeantes
en busca de una sonrisa
u otro objeto de valor
pero sólo llegará a casa
con su vestido rojo
y varios recuerdos enfrascados
para suplir la perdida
de la búsqueda imposible.
Quizás sea más que atracción
porque mis celestinas
son celestes en realidad,
mis amores son de carne
pero algunas cosas calan los huesos,
otro paso hacia el cielo
y otro escalón contra la realidad,
otra noche de bohemia
con luces en la ciudad.
Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.
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