Tengo ganas
de gritar pero
no es por
miedo;
hacer una
proclama que a la vez sea "gracias" y
un anhelo de
"hasta luego".
Agujeros en
las manos para
poder
acariciarte pero
dejarte ir,
bendecir tu
partida como sólo lo hacen los que
no han visto
más allá o
quienes
tienen los ojos cansados de vida,
los pies
doloridos y
palomares en
los entresuelos
habitados por dos tórtolas
y un mirlo.
Como un álbum
de fotos viejo
repaso emociones
que ardieron pero
dejaron
ceniza con la que pintar;
veo una
cara que
podría ser
ahora mi sombra
sosteniendo
unas ojeras de café,
los
degradados dan a entender
donde habitó
el fuego.
En el
reflejo que busco entre ese calendario viejo
hay menos
verdad que palabra,
escupo para
limpiar el polvo y
me vuelvo a
ver con la boca abierta
mirándome a
los ojos.
Y a seguir con vuestras cómodas vidas
No hay comentarios:
Publicar un comentario