jueves, 29 de noviembre de 2012

Monstruos...

Toda la vida, toda la vida o al menos la parte feliz, vivimos atemorizados porque de pequeños nos han hablado de esas criaturas a las que llaman monstruos; unos seres que aparecen en la oscuridad o cuando nos portamos mal, con su piel toda recubierta de un grueso pelaje, cuernos, garras afiladas y una dentadura capaz de triturar cualquier cosa; y es normal que la mayoría de la gente deje de creer en ellos cuando esa etapa feliz termina y comienza la del escepticismo.
Me gustaría que toda esa gente viera lo equivocados que están al pensar que los monstruos no existen, incluso están más cerca de nosotros de lo que nos pensamos y no aparecen solo por la noches, en realidad estamos rodeados de monstruos, monstruos disfrazados con cuerpos de personas que han conseguido reprimir su instinto animal y han conseguido supuestamente culturizarse; ¿eso significa que no existen? no, como se dice popularmente "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", un monstruo sigue siendo un monstruo aunque tenga esa carcasa humana por encima.
Entonces ¿cuándo aparecen?, ¿cuándo dejamos de ser humanos y recuperamos esa esencia monstruosa que nos forma? Ni ellos mismo saben la respuesta, puede ser por una situación de ira, soberbia... pero en esos momentos dejamos de ser humanos, no tenemos uso de una razón lógica, nos dejamos llevar por nuestros instintos y ya está. Dejamos de ser humanos para pasar a ser un animal más, pero que con la capacidad que le da esa condición que no pierde totalmente, es capaz de hacer las más terribles cosas; lo dicho, un monstruo...


"Los monstruos existen, ¡lo juro!" Rush Smith


Bueno, nada por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario