miércoles, 10 de abril de 2013

Delirio animal...

Los ruidos de una rana
me han parecido siempre interesantes,
croac, croac,
la lástima es que me de de repelús
ver al pobre animal,
y mira que llegué a tocarlos
pero será la cosa de los años
que cogemos pavor a lo más innecesario.
Una vez tuve un pez,
miento, tuve varios,
todos acabaron por el mismo orificio,
todos se despidieron en el cuarto de baño,
no dejaron estela naranja
se llevaron todo el color.
De ese gato negro
que a veces pasa por mi ventana
de ese me he prendado,
tiene unos andares elegantes,
firmes y distantes,
desde entonces quiero que me acompañe
con la independencia que les caracteriza
quiero acariciarle en mi silla,
que entren en el salón
repetir esa escena de película de gangsters.
No se puede llamar perro
si lo puedes coger con una mano,
rata es un término más indicado,
más bonito, más doméstico,
pero rata al fin y al cabo;
uno de estos me intentó morder
era tan pequeño que ni eso pudo,
pero que cabrón que es él,
él que duerme al lado de ella.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

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