El diente de león... Parte II

Ya ninguna de las demás que se fueron
debía estar pensando en mi,
en la última que se quedó en la planta,
debían estar intentando germinar
en suelos fértiles o áridos,
quizás algunas habían desistido
pero yo, aunque todavía sujeta, no,
yo esperaba algo grande, algo fuerte
no me servía con caer al lado de mi madre,
no me servía con caer cerca de las demás,
yo quería ver mundo, al menos un poco de mundo.
Aguanté y aguanté y por fin vino tormenta,
sabía lo que suponía pero era la mía;
vi que venía el viento abalanzándose sobre todo,
intentando no dejar ni rastro por donde pasaba,
no podía ser yo quien le quitar la voluntad;
pasó al lado nuestro y ahí si saqué las fuerzas,
todo es muy borroso a partir de entonces,
subidas y bajadas, vueltas y más vueltas,
para no verlo mejor cerré los ojos
y que fuera lo que el viento quisiera.
Lo que tenía claro es que no había tierra,
cuando todo se calmó abrí los ojos,
no conocía es lugar,
era todo blanco y esponjoso,
no se veía nada.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.