jueves, 8 de agosto de 2013

Una noche de tormenta...

La luz naranja de la farola
que se refleja en la carretera,
esa farola al final de la calle
que ha alumbrado tantas noches;
se oye como siempre
el caer suave de la lluvia,
la gota estridente del tragaluz,
pequeñas lágrimas de la barandilla
y pensamientos fugaces como la luz.
Ya no hay nadie en la calle
y la pobre pasea sola,
tantos que le dan la espalda
por tantos que la adoran,
unos la odian porque se caen sus divertimientos,
otros la adoramos porque nos une a su elemento
porque para ser libre
hay que ser agua
y para ser agua
hay que ser libre,
abrir mentes y barreras
aún siendo invisibles.
Sigue la luz naranja
inquieta en el suelo,
más arriba, en la pared
muestra gotas sin consuelo.

Bueno, nada más por hoy, disfrutadlo y compartidlo. Seguid con vuestras cómodas vidas.

1 comentario:

  1. Es algo melancólico, a la par que esperanzador. Otra entrada interesante en tu blog y como siempre es un placer leerlo.
    Un beso.

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